La reciente lesión de Dak Prescott en el isquiotibial durante el encuentro contra los Falcons ha dejado al equipo en una posición delicada. Se confirma un desgarro parcial que, aunque no requiere cirugía inmediata, podría llevar a intervenciones futuras. La decisión final sobre esto dependerá de la evolución de su lesión y la aspiración de Prescott de volver a jugar pronto.
Mientras tanto, la ofensiva del equipo recae en Cooper Rush, un mariscal que ya ha tenido que asumir la responsabilidad en el pasado. Sin embargo, con una ofensiva que ha mostrado fallos incluso con su titular, la presión aumenta en Rush y el equipo para mantenerse competitivo en la carrera por los playoffs.
Adicionalmente, Trey Lance, quien ha estado en la banca desde su llegada al equipo, podría convertirse en una opción. Su estilo de juego diferenciado podría ofrecer nuevas oportunidades ofensivas, aunque el entrenador McCarthy sigue confiando en Rush por el momento.
En definitiva, la situación que enfrenta Prescott representa un desafío significativo para los Cowboys. Las decisiones sobre su tratamiento, el desempeño de Rush y la posible inclusión de Lance serán clave para las aspiraciones del equipo en la segunda mitad de la temporada.