Red Bull Racing, con el piloto mexicano “Checo” Pérez entre sus filas, está en el centro de una tormenta de acusaciones en la Fórmula 1. Según se ha informado, la escudería habría utilizado un dispositivo para modificar la altura de sus monoplazas, lo que podría ofrecer una ventaja en la pista. Aunque la Federación Internacional del Automóvil (FIA) aún no ha dictado una resolución, las sospechas ya han provocado revuelo en el paddock.
El equipo de Red Bull ha admitido la existencia de dicho dispositivo, pero niega haberlo usado durante las competencias. A pesar de sus declaraciones, la FIA ha anunciado un incremento en los controles durante las seis carreras restantes del calendario, para asegurar que no se violen las normas. Estas medidas adicionales reflejan la gravedad del asunto.
Con el Gran Premio de Estados Unidos a la vuelta de la esquina, la tensión aumenta. La FIA planea implementar sellos especiales en los monoplazas para evitar manipulaciones que puedan alterar los resultados en el Circuito de las Américas. Max Verstappen lidera el Mundial de Pilotos con 331 puntos, pero el desenlace del campeonato aún está en el aire.
Si se confirma el uso ilegal del dispositivo, Red Bull podría enfrentar sanciones graves que incluyen multas o incluso la descalificación del campeonato. El equipo corre un gran riesgo mientras la FIA continúa su investigación, y el futuro de la escudería en la F1 se torna incierto.