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La magia de París se despidió con una emotiva ceremonia de clausura en el Stade de France, coronando unos Olímpicos históricos por su plena paridad de género. 45,000 voluntarios, héroes anónimos, hicieron posible este sueño. La última entrega de medallas, al maratón femenino, simbolizó la culminación de un evento que marcó un gran logro en la historia del deporte.

Las 205 delegaciones desfilaron en un último viaje como la «Clase de París 2024», recordándonos que el espíritu olímpico trasciende las fronteras. La Marsellesa resonó con fuerza, mientras «We Are The Champions» nos recordaba la victoria del deporte y la unión. Los atletas de la 33º edición se congregaron para despedirse, dejando un legado imborrable.

La ceremonia, una mezcla de canto, baile y luces, nos transportó a través del tiempo, desde la antigua Grecia hasta la modernidad de París.

El himno de Homero a Apolo, entonado por un tenor, mientras los acróbatas reunían los fragmentos de los aros olímpicos, nos recordó la esencia de los juegos. París, con orgullo, entregó la bandera olímpica a Los Ángeles, la próxima sede, y el himno de Estados Unidos resonó con fuerza. Snoop Dogg y Billie Eilish, desde Los Ángeles, se unieron a la fiesta, anticipando la emoción de los Juegos de 2028. Finalmente, Léon Marchand, con el fuego olímpico, marcó el cierre formal de la edición XXXIII de los Juegos Olímpicos. El fuego se apagó, pero el espíritu olímpico sigue vivo, ahora en manos de los atletas paralímpicos.