El nuevo primer ministro británico, Keir Starmer, asumió este viernes frente a su nueva oficina y residencia en el número 10 de Downing Street. Se comprometió a utilizar su enorme mayoría electoral para reconstruir al Reino Unido, y aseguró que quiere quitarle presión a la política después de años de agitación y conflictos.
Starmer reconoció la magnitud del desafío después de la victoria abrumadora de los Laboristas en unas elecciones parlamentarias que pusieron fin a 14 años de gobierno conservador. Advirtió que cualquier mejora llevaría tiempo y que primero tendría que reconstruir la fe en la política.
“Esta falta de confianza sólo puede curarse con acciones, no con palabras, lo sé. Independientemente de que hayan votado al Partido Laborista o no, de hecho, especialmente si no lo hicieron, les digo directamente: Mi gobierno les servirá. Mostraremos que la política puede ser una fuerza para el bien” afirmó el nuevo primer ministro.
El Partido Laborista ganó mayoría masiva en el parlamento de 650 escaños, lo que provocó la dimisión de Rishi Sunak el viernes por la mañana, antes de que Starmer fuera a reunirse con el rey Carlos III y fuera nombrado formalmente primer ministro.
De acuerdo con Keir Starmer, Reino Unido tendría un “gobierno libre de doctrinas”, subrayando algo que había repetido durante la campaña: que pondría al país en primer lugar y al partido en segundo lugar.