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Este viernes, la Corte Internacional de Justicia (CIJ), el máximo tribunal de Naciones Unidas, ordenó a Israel detener de inmediato su ataque militar contra la ciudad de Rafah, ubicada en el sur de Gaza. Este fallo de emergencia se enmarca en el caso presentado por Sudáfrica, que acusa a Israel de genocidio.

Aunque la CIJ no tiene medios para hacer cumplir sus órdenes, este fallo simboliza el creciente aislamiento internacional de Israel debido a su campaña en Gaza, especialmente desde que comenzó su ofensiva contra Rafah este mes, desafiando las súplicas de su aliado más cercano, Estados Unidos.

El presidente del Tribunal Mundial, Nawaf Salam, señaló que la situación en el enclave palestino se ha deteriorado desde la última orden del tribunal a Israel para mejorarla. Salam indicó que las condiciones actuales justificaban una nueva orden de emergencia, la cual estipula que Israel debe detener inmediatamente su ofensiva militar y cualquier otra acción en Rafah que pueda imponer condiciones de vida que podrían llevar a la destrucción física total o parcial de los palestinos en Gaza.

Israel no ha detallado cómo garantizará la seguridad de la población durante una evacuación de Rafah ni cómo proporcionará alimentos, agua, servicios sanitarios y medicinas a los 800.000 palestinos que ya han huido del avance israelí. La CIJ ordenó a Israel abrir el cruce de Rafah entre Egipto y Gaza para permitir la entrada de ayuda humanitaria y proporcionar acceso a los investigadores, además de informar sobre sus avances en el plazo de un mes.

El fallo fue aprobado por un panel de 15 jueces internacionales con una votación de 13 a 2, con oposición únicamente de jueces de Uganda e Israel. Sudáfrica elogió el fallo como innovador, mientras que un portavoz de la Casa Blanca comentó que Estados Unidos ha sido claro y coherente en su posición sobre Rafah. La Autoridad Palestina consideró que el fallo representaba un consenso global de que la guerra debe terminar, aunque el portavoz presidencial Nabil Abu Rudeineh señaló que no fue suficiente al no detener los combates en otras partes de Gaza.

Basem Naim, un alto funcionario de Hamás, llamó al Consejo de Seguridad de la ONU a implementar inmediatamente la orden del Tribunal Mundial mediante medidas prácticas para obligar a Israel a cumplirla. En respuesta, los israelíes reaccionaron con indignación. El Ministro de Finanzas de extrema derecha, Bezalel Smotrich, declaró que exigir a Israel detener la guerra equivalía a pedir su desaparición, algo que Israel no aceptaría. El líder de la oposición israelí, Yair Lapid, calificó la orden como “un colapso moral y un desastre moral” por no vincular la exigencia de detener los combates con la liberación de los rehenes por parte de Hamás.

La orden fue emitida una semana después de que Sudáfrica la solicitara como parte de su acusación de que Israel viola la Convención sobre Genocidio promulgada tras el Holocausto. La CIJ, con sede en La Haya, es el máximo organismo de la ONU para resolver disputas entre estados. Sus fallos son definitivos y vinculantes, aunque han sido ignorados en el pasado debido a la falta de poderes de ejecución del tribunal.

Israel ha rechazado repetidamente las acusaciones de genocidio como infundadas, argumentando que sus operaciones en Gaza son en defensa propia y están dirigidas contra militantes de Hamás que atacaron a Israel el 7 de octubre. Un portavoz del gobierno israelí afirmó que “ningún poder en la Tierra impedirá que Israel proteja a sus ciudadanos y persiga a Hamás en Gaza”. Afuera del tribunal, un pequeño grupo de manifestantes pro palestinos ondeaban banderas y pedían una Palestina libre.

Israel inició su ataque blindado contra Rafah a principios de mes, forzando a cientos de miles de palestinos a huir de una ciudad que se había convertido en refugio para aproximadamente la mitad de los 2,3 millones de habitantes de Gaza. Rafah, en el extremo sur de Gaza, también ha sido la principal ruta de entrada de ayuda, y organizaciones internacionales dicen que la operación israelí ha aislado el enclave y aumentado el riesgo de hambruna. Israel sostiene que Rafah ha servido como último reducto para miles de combatientes de Hamás y sus altos comandantes, y que no puede lograr su objetivo de eliminar al grupo militante islamista y rescatar a sus rehenes sin asaltar la ciudad. Hasta ahora, los combates se han limitado al extremo sur de Rafah y los distritos orientales, pero Israel aún no ha iniciado un asalto a la principal zona poblada de la ciudad. Estados Unidos ha pedido repetidamente a Israel que no lo haga, insistiendo en que Israel debe presentar un plan creíble para evitar víctimas masivas entre los desplazados que se refugian allí.

Con información de Reuters.