Brasil fue pura contundencia en Seúl, pero el gran protagonista sentimental de la noche fue Son Heung-min. El delantero surcoreano alcanzó los 137 partidos con su selección, convirtiéndose en el jugador con más apariciones en la historia del combinado nacional. Aunque la Canarinha se impuso 0-5 con una actuación brillante, el estadio se rindió ante su capitán.
El partido sirvió como preparación para el Mundial 2026, pero tuvo un significado mayor para Corea. En medio del diluvio, la afición celebró a Son, quien lleva más de una década siendo el símbolo de orgullo nacional. Su entrega no bastó para detener a Brasil, que mostró su mejor versión bajo el mando de Carlo Ancelotti.
Estêvão, con apenas 18 años, fue una de las figuras al anotar un doblete. Rodrygo hizo lo propio con dos tantos y Vinícius cerró la goleada. La velocidad, precisión y alegría del conjunto brasileño marcaron una gran diferencia en el terreno de juego.
Pese a la dureza del marcador, Corea del Sur encontró un motivo para celebrar. Son Heung-min recibió un reconocimiento en el campo y fue ovacionado por los aficionados locales y hasta por los propios jugadores brasileños, que destacaron su trayectoria y profesionalismo.
El ídolo surcoreano buscará ahora liderar la recuperación del equipo en su próximo amistoso ante Paraguay. Mientras tanto, su nombre queda grabado en la historia del fútbol asiático como el jugador que más veces ha defendido los colores de Corea del Sur con orgullo y excelencia.
